El domingo pude disfrutar de una visita guiada por uno de los lugares más preciosos de Madrid y que no conocía aún. Fui a ver el Teatro Real, que además es la ópera de Madrid, y es uno de los teatros más grandes de Europa, pudiendo alojar en su interior el edificio de la Telefónica de Gran Vía.
El guía explicó que el rey Fernando VII encargó su construcción al arquitecto Antonio López Aguado y después fue la reina Isabel II quien lo inauguró en 1850. La decoración interior estuvo a cargo de artistas de la talla de Rafael Tejeo o Eugenio Lucas. La ópera con la que se inauguró el Teatro Real fue La Favorita de Gaetano Donizetti.
El Teatro dejó de cumplir su función en 1988, y en 1991 comenzaron las obras de remodelación para la convertirlo en una sala operística. Las obras comenzaron de mano del arquitecto José Manuel González Valcárcel, y tras su fallecimiento, prosiguió su trabajo Francisco Rodríguez de Partearroyo, quien lo terminó en 1995, y dos años más tarde fue inaugurado.
Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido la caja escénica, que contiene una compleja maquinaria que desplaza de forma vertical el escenario en el descanso entre acto y acto para dejar paso al siguiente, con su correspondiente decoración. En el sexto piso tenían una maqueta en la que se podía apreciar el movimiento que se realizaba, y era increíble.
El guía sugirió que podría aprender más si hacía la visita técnica guiada por el teatro para poder ver la zona del mecanismo. A ver cuándo me animo.
El día estuvo bastante gris y frío, pero me libré de la lluvia y pude ver una panorámica increíble del Palacio Real a través de sus ventanales. Tras esta visita, tenía otra más, para aprovechar la mañana, pero esta era para conocer más en profundidad el Madrid de los Austrias, que abarca mucho más de lo que ya conocía.
El recorrido comenzaba en el Teatro Real y continuaba por el Monasterio de la Encarnación, el Palacio Real, La Almudena, los restos de la basílica en donde descansan los restos de Velázquez, la Iglesia de San Nicolás, el palacio donde vivió la Princesa de Éboli (ahora Embajada Italiana), la calle del Rollo, la Plaza Mayor, el kilómetro cero y un largo etc.
Fue un día super productivo y espero poder hacer otra visita de este estilo otro fin de semana.
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