jueves, 12 de marzo de 2015

Saint Patrick's Day III - Leprechauns

Otro elemento típico del folclore irlandés es el ser feérico "Leprechaun" cuyo nombre proviene de la palabra gaélica "leipreachán" que significa "el cuerpo pequeño", sin embargo, muchos estudiosos piensan que dicha palabra deriva del gaélico leith bhrogan, que significa "el que hace un zapato", ya que se dedican a fabricar o arreglar zapatos. Se dice que habitan en Irlanda junto a todas las criaturas feéricas, los Tuatha Dé Danann y las otras gentes legendarias desde antes de la llegada de los celtas. Se dice de estos duendes que esconden tesoros de oro y si se les atrapa deben revelar el secreto de su tesoro.

Según la leyenda, si alguien logra fijar la mirada sobre el leprechaun, éste no puede escapar, pero en el momento en que se retira la mirada, desaparece.


Según cuenta la tradición, vestían chaqueta roja de brillantes, botones plateados, calzas azules o marrones, zapatos grandes con hebillas gruesas de plata y sombrero tricornio de copa alta. Miden entre quince centímetros y medio metro. Muchos tienen barba y fuman en pipa. Cuando están trabajando, suelen usar un delantal de cuero de zapatero y un pequeño martillo con el que fabrican o arreglan pequeños zapatos de talla de hada.
Viven cerca de los círculos de piedras, o de antiguos sitios célticos o precélticos. Viven en madrigueras, en guaridas bajo o en cerros. Criaturas atadas a la tierra y a la naturaleza, también pueden vivir en pequeñas cordilleras y bosques, en pequeñas cuevas o en huecos de troncos. También hemos visto Leprechauns viviendo cerca de un “círculo de hadas” o en una fortaleza o guarida de hadas. Allí practica su oficio de zapatero, tanto para los hombres, como para los dioses y las hadas. Cuando las hadas les encargan un par de zapatos, ellos sólo les hacen un zapato, nunca el par completo.


Os dejo una historia sobre leprechauns:
Un granjero se encontraba trabajando en sus tierras cuando descubrió por casualidad a un hombrecillo que se escondía bajo una hoja. Convencido de que se trataba de un leprechaun, el granjero capturó enseguida al hombrecillo en su mano y le preguntó dónde tenía escondido el oro. El leprechaun sólo deseaba que le liberasen, por lo que enseguida le reveló que su tesoro se hallaba oculto debajo de un arbusto cercano. Sin soltar a su diminuto cautivo, el granjero se encaminó hacia el lugar indicado, pero resultó que el arbusto estaba rodeado de otros cientos de arbustos idénticos. Como no tenía a mano ninguna herramienta para cavar, se quitó uno de sus calcetines rojos y lo ató a una rama para marcar el arbusto que el leprechaun le había señalado. Cuando se dirigía a su casa en busca de una pala, el leprechaun le señaló que ya no necesitaba sus servicios para nada y le pidió que le liberara. El granjero accedió, pero no sin antes hacerle prometer que no iría a quitar el calcetín ni a llevarse el oro. Buena idea... pero no resultó como esperaba. Cuando el granjero regresó al campo a los pocos minutos, ¡todos los arbustos estaban marcados con calcetines rojos idénticos!.

Si queréis saber más sobre estas criaturas, podéis ver la película The magical legend of the leprechauns.


Saint Patrick's Day II: el color verde

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